viernes, 26 de febrero de 2010

Vivo en la cara B de Sevilla.....


Esta tarde me siento así, como si viviera en la cara B de Sevilla. Los que ya vais teniendo una edad recodáis esas cintas de cassette donde por la cara A estaban las canciones punteras y por la B las otras, las que están por relleno, esas que no hablan de amor, ni de épica, ni mucho menos de gloria o de belleza esa cara donde están las que hablan de drogas, penas, penurias, tristeza o paro.

Alejado de las postales con la campana reluciente, o la calle sierpes mostrando impoluta su leyenda, mas lejos aún de la imagen idílica de turista tostándose al calor del verano calzando sandalias con calcetines. Vivo o quizas pertenezco a la Sevilla de fatiguitas, a la que se forjo en el centro y se fue emigrando con suerte al extra radio y con menos fortuna a Barcelona o Alemania, a esa Sevilla que nunca sale en las guias turísticas y la que cuando la Sevilla de postal estornuda,sufre ya de fiebre alta.

Quizás por eso, mi barrio tiene tantas farmacias, establecimientos donde tomar la medicina que cura los males del tiempo. Puede ser que esta tarde me encuentre así por lo gris del cielo, o simplemente me deje llevar por el pesimismo de verle poco futuro a este barrio, me gustaría ver baldosas bermejas en el suelo de sus calles, mas limpieza en las mismas, o mas seguridad en el, pero para eso tendría que vivir en la cara A de Sevilla, siempre nos quedaran las farmacias.

lunes, 8 de febrero de 2010

La trampa de barro...




Como casi todos los Sábados, salimos a dar una vuelta en bici con dos únicos fines; hacer un poco de deporte y disfrutar de la bici como siempre. La mañana era fresca pero sin exagerar, y el campo estaba precioso, verde radiante y con algo de barro. Cuando veníamos de vuelta, tuvimos la feliz idea de pasar por una zona que resumíamos que tendría mas barro, pero era una trampa de barro. Casi un kilómetro de barro arcilloso que se pega como plastelina, una zona que recientemente fue removida para unas obras de canalizacion creo. No avanzas ni para delante ni para atrás, solté el freno para que no se atascase, limpiaba cada dos pasos.... y al final termine por coger la bici al hombro y a duras penas andar con dos tortas de barro en las zapatillas. Menos mal que encontramos un charco bastante grande donde remojamos las bicis hasta poder andar....con sus muertos el barro.